Cuando en el Camino, entre tanta belleza, te encuentras con un grupo de jòvenes que viven el espíritu Jacobeo con gran entusiasmo se hace más llevadero la dureza del constante caminar. Disfruté charlando con ellos algunos kms, incluso compartimos una cena-fiesta en el albergue de Ribadiso de Abaixo en el que participaron todos los preregrinos y peregrinas y los manjares de una pulpería en Melide.